Nos extinguimos a cada rose de piel,
a cada palabra cruzada que no llega a nada,
porque hace falta esa nada para entender todo.
Nos extinguimos a cada lienzo terminado,
a pinceladas de besos que solos imaginamos,
obra de arte que se vuelve cenizas en el tiempo.
Nos extinguimos en cada silencio que nos separa,
¿Por qué callamos? Si ya sabemos las respuestas,
gritemos con fuerza para que la distancia se rompa.
Nos extinguimos en la complejidad de nuestros mundos,
que se entrelazan a veces y se disocian seguido.
Nos extinguimos y renacemos, en la triste espera
de que llegue el tren que solo tiene asientos únicos.
Nos extinguimos, juntos nos extinguimos,
solo cuando somos un “nosotros” nos extinguimos.
Más allá de eso, siempre estamos,
como pedazos de un rejunte de persona
tratando ser disimuladamente, para no extinguirse.
Lemos Maximiliano Daniel
Todos los derechos reservados