Corydon

CORRE A ESE MAR

 

 

Corre a ese mar y descúbrete en sus aguas

ofrécele a tu piel el fresco; el húmedo prodigio

-el verano es el tiempo avivado de una llama-

y antes, mucho antes

                       -tú, fuiste ardor sobre esa playa-

una invención, un haz de luz entre sus olas.

 

perdido en el extraño continente

no reencontrarás la semejanza

las viejas aventuras son después recuerdos y nostalgias

y gritas en la noche del mundo cualquier nombre

pero la costa no enumera nunca sus naufragios.

 

corre a ese mar y obtenlo

-entre los dedos puede aprisionarse la vida desgranada-

y entre los dedos reemplazarse la forma de las aguas

           -porfiadamente deslizables-

 

corre a ese mar

hunde tu rostro, entrégale tu imagen a sus cristales rotos,

se hacen luces tus ojos en diciembre.

 

devuélvete a la plenitud de sales y de algas;

plenitud del sol sobre el instante

como si ya todo se hubiera deslizado

desde la ausencia hasta tu cuerpo no elegible

para hacer el amor sobre la arena

y sólo quedar en ese mar, contra ese playa

ofrecido al recuerdo.