El Arlequín

ANOCHECER SIN TU BOCA.

 

 

Partir navegando en círculo, dentro de un desierto que no tiene principio ni fin,

queriendo apoderarme de lo que es nada, nada mío… (El elixir mágico de tu boca).

Atrapado en la intensidad de mi razón, vivo como en un oscuro hueco, sin llegar a nada,

solo a otro anochecer que arde en el amor sin tu boca, pues sin tenerte mía, llegué a pensar que;

la seca tierra de ese desierto, estaría hilvanando a merced de mis labios; los tuyos mismos.

Incansable por el solo hecho de que mi temerosa mirada intentara descifrar,

los efímeros destellos del cielo de tus ojos, que lentamente hicieron castigo de los míos propios.

Más que locura;

de mis sentimientos hacia ti; vulnerable, dejo aquí en este otoño mi corazón. Y mudo;

sin poder compartir mis besos, mastico ante la prisión de mi pasión,

el desaliento con que mi infortunada mente va enredando tu nombre,

mismo que se va arrinconando día con día en mi marchita voz,

y con suma melancolía, mi cansada alma germina en el desamor.

Pero pienso que aún y todavía hay tiempo,

si es que en tus sueños se alberga en secreto alguna gota de esperanza,

más tampoco me culpes, de que quien antes, haya llegado a ti,

te haya olvidado en la llaga de la frialdad, para que ahora veas todo como vil ceniza.

Mudar es todo:

¿Por qué te entierras en fantasías sin dueño, y en la emoción fugaz de la nada?

¿Por qué pintas con los colores de la vida una indiferencia sentimental,

haciendo de ella insípidos caminos de espinos?

Para después acusar al amor, de cuantas veces ha puesto su ojo en ti;

simulando no tolerarlo cuándo porta sus alas para hacer su trabajo día con día.

Y yo aquí, con pacífica resignación en simple silencio,

suplicando me dejes robar un beso tuyo.

Sí aquel que nace, se esconde y esquiva. El que con maña y engaño; guarda la tibia sonrisa de tu boca.

El del dulce sueño mío, el qué llevo dentro de mí, y qué me pondrá a los pies de la bendita muerte.

Ése que se añora con el ansia de sed, con sabor de deseo y tentación.

Ése, el qué arderá como el fuego en tu boca, y que dominará como violenta tormenta…

Ésta boca mía.

 

Francisco Solano Castañeda.

21 de Octubre de 2014.

 P.D.

\"En cada beso robado, pierdes segundos de respiración, pero ganas años de vida.\" André Sousa.