Andrea Valentina

Epistolar

Entre este montón de nervios mal empleados que hacen la unanimidad de mí poco descansada, sorteando voy entre dedos y lunas. Amalgama que goza asombrada desnudando mis azoteas y cornisas. Llorar a veces de alegría o cantar de tristeza no es algo a lo que me acostumbre, ni estoy segura de lograrlo. Que complejo resulta ser humano , angel loco que carga y arrasa estos pájaros color soledad genética,... color nostalgia y color recuerdos. Sentir el desvelo, ruido al caer de tornado, caer de terremoto que se culpa, inconsciente de un mundo emocional ¿De donde vendremos? ¿Qué de semilla y cuanto de vivencia... Pero la vida te toma instrumento sin experiencia a riesgo de hacerte sonar, acompaña, y nos convierte en esa mesa anochecida inscribiendo imágenes que después miran a uno triste o asombrado, indagando la respuesta que desconoce.
Ruedan los pensamientos entre papeles, suspirando profundo o soplando sobre algún puñado de poemas de alguna vez, sometiendo el cuerpo. No dejes de pensarme toda, de pensar que puedo ser fuerte y débil a la vez. Repetirme, repetirme, repetirme... libre, fuera de toda cárcel, de alas amplias, de sonrisa. Repetime también vos aunque cueste, libre también, sin tiempo o sin edad, repetime alegre, que tal vez me ayude. Flor, raicita, repetime en tus versos, en tus brazos, en poesía y abrazame si es necesario repitiéndome muchas veces más inclusive en tu cuerpo. Los días de lluvia que sea con paciencia, los de silencio con fuerza por favor, los de vuelo impensado, repetime entre recuerdos, de raíces, los de dolor aunque nunca sepa mis porque, como puedas. Pelota de trapo, muñeca de infancia, cordón, gol y caricia. Yo sé que pensar si hubo cruce, miradas, es un imposible. Pero feliz a veces ladran las rodillas y la espalda de buenos aires por este amor que quiere y no pretende ahogar, aunque no se note o tenga miedo de errarlo

Tuya Andrea