Enrique del Nilo

LA BARRENDERA

 

 

 

Se levanta de madrugada

a barrer las calles de mierda;

nadie quizá la recuerda,

solo la aurora inflamada

con ojos casi por llorar

la ha visto a veces cantar

mientras azota el plumero

 

¡Por Dios que en ese potrero,

quien no quiso relinchar!

la luna la ve asomar

su carita de puchero

mientras ultimo lucero

se niega a irse a acostar

acurrucado en el cerro

 

De vez en cuando algún perro

le ha dado por saludar,

ella le escucha ladrar

como a toro con cencerro;

luego se va a caminar

por esas calles de fuego

que la invitan a bailar

 

Pareciera que al avanzar

la música la meciera

y la escoba la trajera

para bailar o volar

hojas, plumas y más

la vienen a acompañar

para con ella bailar

 

 Cada que la veo pasar

me da el capricho de pensar

que habrá detrás de ese antifaz

que algunos llaman sonrisa,

pocos saludan de prisa

 cuando la ven bailotear

 sobre la mugre y la mierda

 

Jaló a mi razón, la cuerda,

para hacerla voltear,

¡hoy se puede caminar!

por una limpia vereda,

mas nadie de ella se ocupa;

no falta aquel que le escupa

solo por hacerse notar.