Fermín Medina

Romance de cortejo

      Yo conozco las estrellas...,

      tan anegadas de brillo.

   También conozco las nubes,

      teñidas por el sol rubio...

    Pero... ¿qué importa, mujer?

     si yo aún más que al estío 

    prefiero a tus claros ojos,

   tan febriles y tan cálidos,

      clavados como saetas

   en los míos que son híbridos...

      Yo quisiera percibir 

   tu perfume tan incógnito;

   que ignoro su dulce aroma,

   ...mas debe ser un delirio.

    Quisiera tañer tu piel...;

     yo quedaría aturdido,

   por cruzar las lisas dunas

   y matorrales excéntricos

    del desierto de vida en

   tu piel, sólo por intrépido.

  Quiero quemarme con un 

beso ardiente de pasión,

  y al mismo ritmo yo estar

  ciñendo con mucho júbilo

     tu cintura tan liviana.

    Tú, mi más preciado premio,

      en el río de tu esencia,

    quiero quedar sucumbido.