Vicente Martín Martín

No parabas de hablar

No parabas de hablar

-no sabría decirte cuántas veces

traté de asesinarte-

y estaba a punto de irse tu autobús.

Entre café y anís la tarde adquiere tristeza de gorrión

cuando mis manos saben que te marchas,

te escribo en cuanto llegue,

me dices,

y tus labios

siguen siendo un torrente que no cabe en las calles de Madrid.

Y entonces te recuerdo o más bien trato

de decirte al oído

que si esto

de repente cambiase y me dijeras de una vez que me quieres

cogería tu maleta,

quemaría el autobús para que todos se enteren

y llenaría la casa, tuya y mía,  de escaparates

con muñequitas rusas.