Donaciano Bueno

La Noria

La tarde caía 
triste y polvorienta. 
El agua cantaba 
su copla plebeya 
en los cangilones 
de la noria lenta. 

                    Antonio Machado

 

Yo a ti te azuzo: ¡arre, burrito arre que te arre!

¡no pares ni descanses de mover la noria!

trotando gira, el polvo con el rabo barre,

que a tu esfuerzo y sudor le esperará la gloria.

 

Sigue manteniendo tu ritmo cadencioso,

lleno de silencios, monótono y constante,

pausado, cauteloso y nunca vacilante,

aunque parecer pueda ser parsimonioso.

 

Observa como tu trabajo sostenido

mueve con suma precisión los canjilones

regando el líquido elemento recogido

para saciar de sed los áridos renglones.

 

Que tu trabajo es un ejemplo de constancia

en el que debieran mirarse los mirones

que únicamente hacen alarde de vagancia.

 

Y que, aunque haya algunos que duden, tu elegancia,

junto a tu laboriosidad les da lecciones,

¡tu eres mucho más listo que ellos de aquí a Francia!.