... Y en la noche, cuando el reflejo de amor es ansia cautiva en la mirada, sentir el corazón enfrenado al no poder latir libre sobre tu pecho desnudo …
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EL ANSIA:
Yo sé, que el llamado que te hice con húmedos ojos, no fue visto aquella noche por los tuyos, intentando captar tu preocupación y bajando la mirada te fuiste caminando lentamente del cuarto, no pronunciando palabra alguna, dándole algo de importancia a mi presencia y abriendo la puerta, cerrándola tras de ti, sentí tu seguro taconear bajando la larga escalera hasta la sala donde aperturas una segunda puerta que te condeciría al garaje para tomar tu coche con rumbo desconocido, por un camino muy distinto al mío al que tanto solíamos tomar todos los días por destino a nuestras oficinas…
Yo sé, que el llamado que te hice con húmedos ojos, fue opacado por tu pecaminosa alma, no reflejando tu latir sincero de ayer, por un corazón enamorado que con emoción recuerda su historia de placer vivida con efusividad en esos brazos ansiados que en el pasado te dieron cobijo sobre mi pecho desnudo durante tantos años, juntos, sin miedo al amanecer, viendo en mis manos al despertar una flor, recibiendo un beso en tus anhelados labios, porque te amaba cada día más, verdaderamente, como solo sabe amar con y por amor un hombre a una bella mujer en estos brazos que hoy han sido olvidados.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 07/10/2014 09:55 AM.