Estela Kobs

Quién tuviera

 

 

Quién tuviera la bendición suficiente

en esta mañana lluviosa de estío,

de abrazar tu cuerpo desnudo

y robarte una sonrisa

¡quién tuviera tan dulce alegría!.

 

Tu cálida piel, tus ojos,

tus labios rojizos,

el misterio de tu mirada,

vienes y vas y no eres mío.

 

Quién pudiera caminar contigo,

bajo el sol de enero

en alguna playa de un viejo río..