!Qué bello es recordar aquel momento¡
Cuando exhorto a la luz de tu ventana,
quedé mudo,sin voz y sin aliento,
al verte tan hermosa y tan lejana.
Mas hoy sigo esperándote entre abrojos,
sin poderte decir que, aquella tarde,
te besé con el alma y con mis ojos;
y te entregué mi corazón cobarde...
¿Por qué, Ángel mío, yo que te quiero tanto,
te burlas de mi amor y mi quebranto,
y me hundes el puñal de tus reproches?
Pero guardo con ansias y desvelo,
encontrarte al final, allá en el cielo,
bajo el gélido polo de mis noches.