Enrique del Nilo

UN SALMO MÁS

 

 

 

Señor, acá de rodillas hay un pueblo que te clama

en diferentes lenguas, y diferente reflejo de sol

Suba hasta tu cielo este insoportable clamor

como suben todos los precios, menos el amor

 

Hay rostros inmaculados, olorosos a jabón

los hay también estrujados, ungidos en sudor

en todos ellos hay marcas que ha dejado el barzón

unas en los lomos o rostros, cuando el azote cayó

otras entre las manos, empuñarlo lastimó

 

Todos clamamos en un estridente grito

y con soberbia reclamamos

sobre nuestra causa la razón

que al débil le des mansedumbre

que al fuerte le des compasión

 

Pero todos coincidimos: para nuestros lomos

que la carga sea siempre la menor;

acudan tus ángeles en mi auxilio

y destrocen con su fuego a mi enemigo;

pues cada cual se cree el emisario

de tu implacable y rencorosa voz

 

Apartando mis ojos de ese mundo

me aproximo a tu regazo a consolarte

mira que te crucificamos, te azotamos

y ahora aún así, te agobiamos

con lo que no hemos podido vivir

 

Dime acá en un susurro a mi oído

¿qué puedo hacer yo por tí?

de lo que a mi corresponde

ya me ocuparé de vivir

nunca me has dado cargas

que no pueda soportar

todos sobre una balanza

entre el azúcar y la sal

 

Y cuando la carga sea tanta

que mi lomo no la pueda soportar

se que me llevarás a tu encuentro

para un descanso al fin en paz

 

¡Vámonos entonces padre! vámonos a caminar

has hecho tantas maravillas

que me has dado para contemplar

algunas las he estropeado al quererlas mejorar

pero aún nos queda ese cielo

y bajo las olas el mar