kavanarudén

Reflexión

 

 

 

En silencio profundo, en un encuentro personal conmigo mismo, estoy en medio de la natura.

 

Tiene Roma hermosos parques donde poder caminar, correr, pasear, relajarse. Una bendición en medio del concreto, del cemento, de siglos de historia y monumentos varios.

 

La brisa suave me acaricia.
El sol ilumina generosamente todo lo que toca.
Voces lejanas de niños que juegan, de adultos que conversan.
Pájaros que cantan alegres.
Un riachuelo que deja oír su sutil canto.

El otoño resiste a presentarse por estas tierras, parece más un día de verano.

 

Sentado en un banco veo la vida pasar. Mi compañero, un libro: \"fare la scelta giusta. Il coraggio di prendere decisione\" (tomar la decisión justa. El coraje de tomar decisiones) Una luz en mi sendero, sobre todo en este momento existencial de mi vida. Dios me habla a través de sus páginas.

 

Siempre he pensado que no existe el caso o el destino, sino la voluntad de Dios. Que él siempre habla, a través de los acontecimientos existenciales, aunque incomprensibles o dolorosos.

 

Ustedes mis lectores, saben que no soy un católico fanático. El fanatismo, en todos los sentidos, nos cierra al diálogo ahogando la creatividad y la posibilidad de madurar, de crecer como seres humanos.

 

Comparto, en respeto mutuo, una copa de vino, un diálogo, mi pan, con el ateo, con el musulmán, con el evangélico..., con el marginado, con el excluso, con el diferente, con el santo, con el pecador, con quien piensa diversamente...

 

No poseo yo toda la verdad. La verdad se encuentra en el encuentro (valga la redundancia), en el compartir, en aceptar y respetar, en el no juzgar, en el no condenar, en no tener temor de perderte en el misterio inmenso que es el otro. Si estás seguro de quien eres, no debes temer el confronto, el contacto con el otro, lo que la vida te regala cada día.

 

Perdonen querid@s amig@s. Es esta una reflexión en voz alta. Es mi sentir y vivir que no pretendo sea compartido o aceptado por todos, pero que quiero sinceramente compartir. Nunca me he considerado un ser extraordinario, soy simplemente un ser humano, con sus vicios y virtudes, que quiere ser auténtico, viviendo en plenitud este don llamado Vida.