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De Mi Viaje a Bali (Ășltima entrega)

Pasaje biógrafico - Deciembre 2010

 

Al siguiente día visitamos el bosque sagrado de monos en Ubud, una pequeña selva tropical habitada por varios grupos de monos y otros animales tropicales.


La selva se encontraba ubicada en el corazón de Ubud Village en la región de Padang Tegal Village, distrito de Sub Ubud y Gianyar.
Los bosques de los monos estaban repartidos por la isla y la comunidad local de nativos es la responsable de mantener el bosque al día con el fin de que todos los animales salvajes se preserven y vivan sin problemas.
Habitan ahí docientos monos macacos de cola larga (macaca fasciculari), los monos campéan a sus anchas y son los amos del lugar; son traviesos y rapaces, intentaban buscar comida en nuestras mochilas y hasta me quitaron la gorra; una mujer se descuidó y no hizo caso de los numerosos carteles de advertencia , le dio de comer a un mono cacahuates recibiendo un mordisco que hasta tuvo qué pegarle; la pobre mujer gritaba de dolor y tuvieron que llevarla a la estación de primeros auxilios; otros monos se divertían tirándose de plancha en los estanques.
Algunas personas improvisaban una vara para alejar a los monos que les gustaban mucho las cámaras fotográficas.
La figura del mono es muy venerada en la cultura balinesa; representan tanto las fuerzas negativas como las positivas que se concentran en en un mismo ser, por eso mismo en todo Ubud se observa apostadas gran cantidad de esculturas de primates; según la creencia del lugar estas esculturas son los dioses Guardia de Dalem Agung el templo hindú que se encuentra en medio del bosque.

Caminamos hacia Kintamani una región montañosa que se encuentra a cincuenta kilometros de Dempasar; ahí vimo el volcán activo del Monte Batur y su hermoso lago. Kintamani; el lugar tiene seis aldeas antiguas alrededor del caldero del lago Batur y en una de esas aldeas fué que pasamos la noche.
El volcán Batur aún esta activo tiene un cráter profundo de burbujeantes aguas termales; algunas veces pueden verse desprender el humo y las cenizas de su cráter, pero ese día lamentablemente no pudimos ver nada. Aún así me fue una experiencia única al conocer la naturaleza exuberante del lugar, de su belleza silvestre y tener contacto con los pueblos que íbamos encontrando en el camino y su famoso lago Batur; pudimos respirar el aire exhilarante de la montaña ya muy de mañana y presenciar el esplendoroso panorama del Kintamani, cuando el sol asoma a la superficie terrestre, precisamente por el monte Batur.

Wayam nuestro guía nos llevó de visita a otros templos; el primero que conocimos fue el Pura Tanah Lot, era una construcción impresionante apostada sobre unas rocas en medio del mar y como llegamos al amanecer pudimos apreciar sus hermosas vistas.
-¿ Hay alguna razón por la cual el templo está construido en el mar?- preguntó Sergio-.
- Antiguamente los balineses adoraban el dios Tanah Lot que era el dios del mar y durante mucho tiempo fue dios muy importante, ahora forma parte de nuestra mitología más antigua - explicó Wayam-.
- Por la cantidad de filigreses veo que Tanah Lot sigue siendo muy venerado- dije-.
- Pues si, algunas otras leyendas cuentan que en esta isla durante muchos años habitaban gigantes y serpientes venenosas que protegía al dios de los malos espíritus- contestó-.
- ¿Espero no encontraremos con ninguna serpiente? – le dije-.
- No se preocupé señora que ya no existen- y sonrió-.


También visitamos el templo Tirta Empul que estaba construido justo el lado de un manantial; según nuestro guía este manantial fue creado por el Dios Indra y tiene propiedades curativas, espor eso que desde el siglo diez los devotos a este templo se bañan en sus aguas sagradas con el propósito de curarse y mantenerse sanos; ese día ahí mismo vimos muchos bañistas y feligreses extranjeros devotos.


Con la visita a los templos terminamos nuestro viaje a Bali; disfrutamos de sus hermosos cielos azules, de sus playas de aguas cristalinas y de su arena fina y de sus impresionantes vistas panorámicas; de su comida fresca y de aquellos momentos vagando por las calles de Sanur comprando recuerdos; pudimos sentir la gentileza, el calor y la generosidad de los balineses siempre sonrientes que nos daba una sensación de calma y bienestar.
Todo parecía haber sido diseñado para hacer que nuestro corazón latiera pausado y que nuestros pulmones se expandieran a medida que respirábamos el aire de esa tierra. Personalmente tengo un profundo respeto por la cultura balinesa, está tan profundamente arraigada a su pueblo que forma parte de su patrimonio de vida y de sus tradiciones que se mantienen vigentes; eso lo podemos ver en sus ceremonias y en la abundancia de estatuas y monumentos antiguos que se encuentran en todos los lugares de la isla para ser venerados y preservados por los lugareños y visitantes.

Los diez día se nos pasaron volando como en un sueño y mucho antes de que nos diéramos cuenta ya estábamos de regreso al aeropuerto de Perth.

 

Por Mercedes Dembo Barcessat
Perth Septiembre 2014

 

 


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