El solitario George

SUPLICANDO A UNA GITANA

¡Gitana!,

no busques en mis manos aquellas profecías
tan inverosímiles como el nirvana,
inquiere en mi alma la razón de mi suplicio.

¡Gitana!,
cotilleando mi pretérito, ofuscación hallaras
escrutando en mi alma la verdad revelaras,
avecinando a mis anhelos .

¡Gitana!,
pon tu mano en mi vehemente corazón
tu mirada en lo mas recóndito de mis pupilas,
¡ dadme el remedio para mi tribulación!

¡Gitana!,
con tu voz aterciopelada
decidme que tienes el conjuro,
para poder olvidar aquellos labios rojos
que mi adolescencia apasionadamente besó.

¡Gitana!,
con tu voz aterciopelada
decidme que tienes el conjuro,
para olvidar el calor de sus brazos
que cobijó a mi amor por ella.

¡Gitana!,
con tu voz aterciopelada
decidme que tienes el conjuro,
para rasgar de mi mente el recuerdo
de sus gestos y su tierna sonrisa
que un tiempo corto disfruté.

¡Gitana!,
con tu voz aterciopelada
decidme que tienes el conjuro,
para arrancar de mi alma
el dolor por no poder olvidarle
el dolor por amarla hasta la totalidad.