Raúl Daniel

Casi...

 

Como en un encantamiento,

como en una fantasía,

una novela o un cuento

de victorias y alegrías...

o como en esas películas

que tienen final feliz:

casi que lo nuestro existe,

casi que no tiene fin.

 

Faltó muy poco lo sé,

para torcer el destino;

y en ése, mi desatino,

en que ferviente te amé,

poniendo toda mi fe,

mis fuerzas y hasta mi vida;

casi te conquisté...

¡casi me amaste, querida!

 

Y tú luchaste también,

tu lucha fue muy plausible,

te vi hacerlo y creo

que en esto fuiste honrada;

aunque muy poco me dabas,

lo que tenías pusiste;

yo sé que lo que me diste

¡no fue porque te sobraba!

 

Te resististe a amarme,

pero luchabas por dentro

tratando de enamorarte

y sentir lo que yo siento...

y casi lo conseguiste...

y fue real por momentos;

¡casi vuelves a la vida!,

¡casi conquistaste el cielo!

 

... Día a día la agonía

del: -“Quiero, pero no puedo”

o peor: -“Puedo y no quiero”,

la duda de que si es cierto

lo que digo te profeso

o: ¿Será que, para siempre,

durará lo que prometo?...

¡Qué lucha tienes adentro!

 

Aunque por fuera las cosas

asemejan ser calmadas

y la ayuda que recibes

y el techo donde viven

ese fruto de tu vientre

y el otro de tu amor,

te dan la seguridad,

aunque sólo sea por hoy...

 

Por dentro sabes que el simple

chasquido de unos dedos,

haría venir todo al suelo

y, enfrentándotelo todo,

saldría a la luz el lodo,

ese en que estás sumergida,

perdiendo en vano tu vida,

que llevas... ¡casi vivida!

 

... Aunque no lo conseguiste,

aunque mi amor no quisiste,

no quisiste ser mi esposa;

aunque no te conseguí

y aunque no fuiste mía;

por lo menos tuve un tiempo

a quien regalarle rosas,

¡por quién hacer poesía!

 

Aunque luchaste muy poco

y contra quien no debías,

pues debías luchar conmigo

y en mi contra lo hacías,

igual, casi logras tenerlo,

igual, casi al mismo infierno,

sí, ¡casi logras vencerlo!

 

Yo sé que esto duele mucho

y no quisiera hacerlo,

pero tú tienes un velo

adelante de tus ojos

y por más que ni yo quiera

debo hablarte la verdad,

con toda seguridad,

¡aunque por esto te pierda!

 

Casi consigues la nota

más alta en la melodía,

dejando esa porquería

de ser llamada:  “La Otra”,

en vez de “Amante”, “Amada”...

y pasar a ser honrada,

¡amada en una casa

y no en moteles “Querida\".

 

... Yo no pierdo la esperanza

y continuaré luchando,

mientras vamos desangrando,

vanamente, nuestras vidas;

podríamos cerrar heridas

y lo que estamos haciendo,

en vez de cerrar las viejas:

¡nuevas estamos abriendo!

 

Te confieso que el amor,

ese que por ti siento,

no podrá morir jamás,

porque el amor es eterno

y sólo así sé amar

(aunque me muera por dentro)

y te lo vuelvo a decir,

¡por si precisas saberlo!

 

Si tú no lo conseguiste

y no lograste tenerlo,

no fue porque no pudiste

o lo negase El Eterno,

disponibles estuvimos:

Dios te ayudó, yo te quise...

Para el cielo hay que hacer algo,

¡nada, para ir al infierno!

 

Fue “casi” que lo quisiste,

fue “casi” que lo lograste,

“casi” resucitaste de esa vida vacía,

“casi” fuiste honrada

con una alianza en tu dedo;

ofrecerte más, ¿qué puedo,

que darte mi vida toda?

¡“casi” la tienes, querida!

Y ahora: ¿crees que podrás

soportar lo que le falta

a tu enferma y triste vida,

será que podrás dejarme

u olvidarme si me dejas...

será que Dios oirá,

otra vez, cuando te quejas...

¡Qué será que pasará...!?

 

Cuando en las noches escuches

esos versos recitados,

que te los entregué grabados

y nunca olvidarás...

o cuando veas mis fotos

o el “Te amo” encuadrado,

tu corazón sufrirá

el dolor, ¿hasta qué grado?

 

¡“Casi” no es la victoria,

“Casi” no es alegría,

“Casi” sólo es fantasía,

“Casi” es sólo derrota!

... Y, al no haberlo logrado,

lo que tú creías muerto:

Tu fe, amor y esperanza...

¡“casi” habrían resucitado!