Tizzia Holwin

Equidad

EQUIDAD

 

¿Cómo terminar con la desigualdad?

¡Involucrándonos! es la respuesta, ¡Estar disponibles para el Cambio!

Claro que mucho más allá de las intenciones y las palabras, con hechos reales, tangibles; sin satanizar palabras como \"Indio\", \"Misógino\", \"Feminista\", \"Retardado\", \"Homosexual\", \"Decrépito\" y tantas otras. Enarbolando la bandera de la tolerancia, de la equidad, peleando abiertamente por los derechos inalienables que tenemos, por el simple hecho de ser humanos. Sin importar edades, credos, preferencias, estatus, religión, nacionalidad, color de pieles o capacidades motoras e intelectuales.

 

Luchando por la libertad de ser libres -disculpen por favor el pleonasmo-, más allá de toda confusión al traducir estas palabras -recuerden que somos los receptores quienes damos la intención a las mismas-, más allá de las clasificaciones a las que nos sometemos nosotros mismos y que sabiéndolo -que lo hacemos- nos auto condenamos al rezago.

 

Tengo la certeza que para hacer el cambio necesario al rostro de nuestra sociedad contemporánea, ese cambio, debe operar primero en mí misma -y créanme que me esfuerzo día a día para que ese cambio opere-. 

Estas letras no son solo un manifiesto de palabras, -y aquellos que me conocen a plano personal, más allá de las redes y el ciber espacio, saben que es verdad- es ese \"algo\" en mi que para algunos es incomodo e incluso intolerable.

 

La discriminación a la que nos sometemos voluntariamente debe detenerse ya mismo, creo firmemente en que la equidad es mucho más que una palabra, que hombres, mujeres, niños, ancianos, nativos, heteros, homos, bis, gentes con capacidades diferente o no tenemos los mismos derechos y oportunidades en lo laboral, en lo político, en lo sexual, en lo económico, en lo espiritual, en lo social; pero, también las mismas responsabilidades para con la humanidad.

 

Tú, yo, nosotros, los que en este momento tenemos el inmenso privilegio de cambiar los estereotipos que nos han sido heredados por medio de educar, si; educando, pero no con la palabra queridos míos, educando con el ejemplo, con nuestro actuar en total congruencia con las palabras, ¿para qué seguir con discursos hermosos si en la sustancia están vacíos?. 

Motivemos la libre expresión de nuestros hijos, de nuestros padres, de nuestros amigos, de nuestras parejas y aún más importante: la nuestra, decidamos cada día y sobre todo, aceptemos las decisiones que son tomadas por aquellos que amamos y aquellos que aún no conocemos.

 

Alguien que no compartía mi punto de vista - y que por supuesto defendía con uñas y dientes y todos mis argumentos- alguna vez me dijo: \"Lo que pasa es que tú, eres feminista\" y es verdad, lo soy por convicción desde hace ya mucho tiempo, pero no se equivoquen, no es odio a los portadores de un género distinto al mío, al contrario, soy feminista por el orgullo que siento de saberme mujer, vamos, no es nada complicado -al menos no lo es para mi- es algo que va más allá de la palabra tan impopular en nuestros días.

Se que esto me coloca en el grueso de las filas de aquellas que al contentillo de quienes piensan de forma distinta es catalogada como: \"de expresiones fuertes\" y eso amigos míos, también es una forma de discriminación.

 

Amo profundamente el desempeñarme desde la trinchera de la palabra escrita, tengo la valiosa oportunidad de cimbrar alguna conciencia despierta -y con suerte alguna que no esté dormida profundamente- y como ya he expresado en diversas ocasiones, con una sola que logre cimbrar, para mi, es suficiente. Porque es ahí donde se inicia el cambio, por minúsculo que este sea.

Amigos, más allá de ser llamada \"agresiva\" quiero comunicarte a ti lector, que eso no me aísla y te pregunto: ¿Por qué mi palabra resulta incómoda? Si creo firmemente que es lo correcto, ¿Piensas que no lo es? porque te reitero que yo si, yo si creo que es lo correcto, creo firmemente en el poder de la palabra, en el poder de la toma de decisiones libremente, sobre nuestras vidas, sobre nuestros cuerpos, sobre nuestra sexualidad, sobre uno mismo.

 

Ser mujer, no es nada fácil según los roles establecidos, y en este maravilloso mundo de las letras tampoco es nada es fácil, por que, como en el real está lleno de estereotipos donde las mujeres tienen permitido avanzar hasta donde les marca el estereotipo, donde escribir de actualidad, de las realidades lacerantes que vive el hombre -como humanidad- no siempre es bien visto, como en lo cotidiano se le exige perfección, rectitud y seguir las normas y se le tolera aparentemente, si de ella emanan poemas rosas y de ensoñación, así, en la palabra escrita y en la realidad de ella se espera, sumisión, hablar bajo y la crianza -casi en la totalidad- de los hijos.

 

Sin embargo amigo lector te diré que creo firmemente en el estatus de igualdad, en la palabra y en la realidad todos merecemos, en el respeto a nuestras diferencias biológicas y de pensamiento, creo en el derecho de elegir en los dos ámbitos como en una democracia de utopía, preponderando ese respeto ante y sobre todo, más allá de los géneros y las capacidades que gozamos.

Pero, también quiero recordarte que la palabra que se enarbola no es lo importante, quiero que no olvides que lo valioso es la idea -la ambición de sacudir conciencias- y lo que hay detrás de ella.

 

¿Cómo podremos cambiar conciencias tu yo? -te preguntarás-

¡Operando nuestros propios cambios sin ninguna duda! ¡Participando activamente en esta conversación!

 

Te hago hoy la formal invitación al cambio, a la congruencia entre los hechos y las palabras, a dar el ejemplo y sobre todo a no olvidar que la equidad es un derecho, pero también una responsabilidad que tenemos todos.

 

Es tiempo de despedirme y de dar Gracias porque se que soy una privilegiada, por el amor y el aliento permanente de mis padres, de mi abuela, de mis hermanos, de mis maestros, de mis amigos, de mi testigo permanente en esta hermosa vida y de mis amados hijos. Y se también que dentro y afuera de este mundo virtual hay tantos y tantos que no han sido igual de afortunados de contar con todos los privilegios que yo he gozado por más de cuarenta años y que me hacen ser esta que soy; por ello hoy públicamente yo les agradezco.

 

Gracias amigo lector por aceptar conversar y sobre todo gracias por cambiar conmigo. 

Un abrazo, sin distancias.

 

 

© Tizzia Holwin

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