Fernando de Lira

INGRÁVIDO VILANO

Triste y sombrío

regresé a mi pueblo,

a encostrar esta pena

que no puedo olvidar.

Fue más fuerte el amor

que nos profesamos,

que los seres

que nos trataron de apartar.

Mas ahora que no te veo,

cuan acerbo es el tépido pan

de los dorados trigales,

cuan cuáima la noche,

qué apatía vivir.

Pero el vilano con mil puntas

llegó a mí, arrastrado

por el viento,

¡y al tenerlo!

Cuan escurridizo por mis dedos

en vano traté dominar.

Mas el papo voló por el jardín,

zigzagueando entre rosas y peonías

cobró altura,

lo cogió el viento,

lo alejó de mí.

Qué fugaz fue tu venida.

Cuántas esperanzas las mías,

cuan quimeras,

ingrávido vilano de mil puntas

espero algún día hayas de tornar.