RICARDO MARCELO ALVAREZ ALVAREZ LLANOS

NADA TE COSTÓ ABLANDAR LA PIEDRA - 2- GOLPE DE MAREA

NADA TE COSTÓ ABLANDAR LA PIEDRA

 

 

Nada te costó enredar los frutos a los hechos

de tu cuerpo cenizo,

ni enumerar las ramas con testimonios del rocío.

Satisfacer mis tallos enmarañados con manos crepitantes

de bríos en el surco del agua en cauce

donde florecían tus huellas dactilares.

 

Desde altas torres con silabas de tierra y sangre,

te erigiste en la conversión de la piedra,

mientras el verde de palmeras migraba a tus labios

de savia nutriente/

Pacifico descenso en cataratas

de mojadas verbenas sobre meandros del río.

 

Paciencia de signos cultivó el follaje.

Exprimidas hojas con elixir peregrinaban a mi boca

hasta colmarla de sustancia

con un beso que bajo del cielo colgado

en alas de colibríes zumbantes.

 

Me poblaste con zumos de cerezo enamorado,

soltando relámpagos con señas de trigos dorados

y cien leguas de raíces arbóreas.

 

Nada te costó arrastras en tus pies vibrantes

el paso de mil leonas con ojos de pantera hambrienta,

te acompañaban lamiendo el frescor fogoso

de claveles estallando en mis poros

y entre plantíos de alineadas higueras

transparencia dulce de brevas

ablandabas este corazón de piedra.

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GOLPE DE MAREA

 

El mar con olas de zurriago

 azota piedras del acantilado,

el estruendo despierta espuma

sobre colchones de arena.

Tornasoles de aguas rosas tiñen las medusas,

moluscos y algas del cenit bajo lunas de estaño.

Aves milenarias se escurren entre gruesos salpicones

dibujando crestas azules elevando vuelo.

Más allá de las alas el ojo del cielo es testigo

en la creación de dos lenguas coloradas de istmos.

Cuencos de sales van goteando cúmulos en jirones

de las barbas del viento furibundo.

Magnificencia en la memoria del polvo martillado a mazazos

que tras el topetazo de iracundas olas a la vertical del acantilado

esculpió formas de harina crepitando bajo pieles renovadas,

mineral lábil amarelo se escurre en los dedos del cuarzo.