Raúl Daniel

Pisando las flores... (Cruzada por la vida, Violencia familiar)

 

En la tierra se escucha una queja,

una queja más honda que el mar,

que transita los aires y deja

el filoso dolor de un puñal.

 

Son las hembras humanas las dueñas

que quejidos tan tristes aúnan,

que a las aves del cielo atormentan

y a las fieras del campo asustan.

 

El dolor de ser madres, la angustia

de sus hijos muriendo en las guerras;

dan sus mamas al niño y al hombre,

con su leche y placer los sustentan...

 

Pero ellos[1], pisando las flores,

las maltratan, las usan y vejan;

pero ellas, soñando amores,

soportándolo todo... simplemente dejan.

 

 

[1] Por supuesto que no son todos.