Jesheral

LA OLA.

Cerca de un banco paseaban,

doña Cleotilde y su esposo,

era el tiempo del mundial

que a nadie daba reposo.

 

-No me lo hubieran creído

si de paseo vengo sola,

y ver que están practicando

hasta en el banco ¡la ola!

 

-No es la ola esposa mía,

ven a verlo desde lo alto

lo que sucede en el banco,

es otro cotidiano...¡asalto!