kavanarudén

Lo esencial

 

 

 

Todo es silencio a mi alrededor.

A través de mi ventana, se cuelan los sonidos de la mágica noche.

La luna ausente, da la posibilidad a las estrellas de brillar en todo su esplendor.

Puedo observar detalladamente los colores relucientes de los luceros.

Lejos se escucha el tran tran del tráfico. Gente que viene y que va. Errantes peregrinos de paso por el mundo.

 

En este momento existencial, en donde puedo escuchar mi corazón latir y ver mis pensamientos volar, te recuerdo.

Recuérdote, amor lejano y cercano a la vez. Lejano físicamente, cercano en mi corazón.

Doliente es la lejanía, que me recuerda con porfía, que no estás a mi lado.

 

Ahora me encuentro como pez fuera del agua, en un mundo al que siento que no pertenezco, al cual pertenecí, pero que poco a poco, fue socavando las bases que creí fuertemente arraigadas.

Cansado de la mentira del no ser, reivindico el derecho a ser quien soy viviendo en libertad.

No huyo del dolor, de las situaciones difíciles del existir cotidiano, huyo de la inautenticidad, de la hipocresía, del aparentar, del escalar teniendo como base los otros, sin importar la suerte de los demás, sino llegar a la cima cueste lo que cueste.

 

Con el pasar de los años, experimento muy dentro, el deseo de encontrar, de luchar por lo esencial y no por lo efímero de la vida.

 

¿Qué es lo esencial? Me pregunto. Sin ningún cinismo me respondo:

 

La sonrisa franca y sincera, delante de cualquier ser humano.

Ser uno mismo, con nuestras virtudes (reconociéndolas, potenciándolas, multiplicándolas) y defectos (conociéndolos, asumiéndolos, dominándolos).

Reconocer los errores cometidos, pidiendo perdón, si es necesario.

El amor compartido,    que se    construye    codo a codo cada día,   junto al ser amado. Amor cuyo cuatro pilares fundamentales son: el diálogo, el respeto, la comprensión y el perdón.

El diálogo franco y sincero con el amigo, en todo momento.

El respeto hacia el otro, sin importar raza, color o condición.

La solidaridad, el servicio al otro, sobre todo al más necesitado. Al que no tendrá nunca con que pagar lo que se ha hecho por él. “que no sepa tu mano derecha lo que hace tu izquierda (Mt 6, 1-8)”

Cultivar lo espiritual, aquello que eleva el alma y nos hace ser cada vez más humanos.

No huir de los problemas. Si se huye, tarde o temprano nos alcanzarán y quizás estaremos muy cansados y fácilmente nos vencerán.

Las dificultades son oportunidades. Los fracasos enseñanzas y posibilidad para hacer un balance.

La tranquilidad de conciencia, que proporciona el haber hecho lo debido.

Disfrutar de las pequeñas cosas que te brinda la vida: una puesta de sol, una noche de luna llena, la reflexión y el silencio de una montaña, el amanecer, sentarte frente al mar oteando el horizonte, el brillo del rocío mañanero en la rosa salvaje, el caminar lento de dos ancianos tomados de las manos, el vuelo solitario de una gaviota en vuelo, el riachuelo cantarín en su transitar verso el mar, la lluvia en su constante caer y su sonido indescriptible…

El escribir con el corazón abierto, siendo éste quien dicte cada palabra, cada frase, cada oración, inspirado por los sentimientos.

 

Suspiro profundamente.

A Dios elevo mi plegaria, en esta noche sin luna, donde solo las estrellas, iluminan mi vivir. Pueda yo compartir, junto al amor de mi vida, lo esencial de este mi existir.