Malvina Villegas

La confesión no termina aquí.

 

 

Si supiera,

si al menos alguien le dijera qué tan inconsciente es al mirarme así,

qué tan profundo me provoca a sentir,

cuán brillante reluce mi alma al hacerme parte en su paisaje.

 

Y es que son sus ojos los culpables,

son ellos que me prestan calma,

que arrasan a su vez con todo en su camino 

despejando con firmeza el trayecto de mi corazón al suyo,

directamente y sin permiso.

 

Si supiera,

si al menos pudiera hacerle ver qué tanto sonríe mi alegría,

qué tanto se ríen las penas gracias a su ser,

qué tan largo es el suspiro tan sólo por ser él.

 

Y es que es todo lo que es lo que me motiva,

lo que enciende mis días y reclama mis noches,

lo que anhelo aún cuando lo siento mío,

cuando no.

 

Si supiera que mis manos ya no están vacías por tener su piel,

que el aroma que lleva mi cuerpo es por el suyo también.

Si supiera que arriesgué la soledad por un mínimo espacio en su vida,

que no existen las ataduras para mí,

que elijo volar siempre libre y alto,

mas sólo con él.

 

 

 

Si supiera que se arriesga a enamorarme,

y que no quiero perderlo aún no teniéndolo.