Adolfo Lisabesky

Llantos

Que mal soporto el llanto,
esa expresión copiosa
a medio camino del desamparo
                               y la derrota.

Y lloran los soberbios
cuando en un suspiro
observan su orgullo herido


Y lloran las soledades,
en el desierto tumultuoso
de las ciudades.

Y lloran los enamorados
racimos de flores
negras, del negro del desamor.

Y lloran los estudiantes,
que tras una mirada a unos paneles rotos
se descubren desnudos, sin viña ni hogar.

Y llora el pobre
porque no tiene pan,
a poco le sabe la risa del rico.

Y lloran los niños
cuando el dolor
los retira de los juegos infantiles.

Y yo lloro y muero
en un llanto solidario.