Vicente Martín Martín

Hay cosas que entendemos con tanta claridad

Hay cosas que entendemos con tanta claridad  que no hace falta

que estudiemos idiomas o asistamos

a las clases nocturnas,

puede ser

que nos quede un tonillo a madreselva ignorante

pero estamos seguros de que un ave y un pez no son lo mismo.

Sabemos que el país de las hadas se construye

con palabras azules,

que sentirse jirafa no es tener ojos grises

ni un obispo precoz es quien renuncia a los pechos de su prima,

sabemos que los príncipes hablan el lenguaje

de las flautas oceánicas,

que emergen

de mar las catedrales y que hay monjas colgadas de los árboles

al sur de cada isla.

¿O quizás no es así?

No tenemos constancia de que el mar nos redima a todos juntos

si siquiera

de si el mar es dolor o es transparencia

o es sólo una actitud que bien podría entenderse como un juego de naipes.

Porque si algo nos salva

no es vender estampitas ni colgarnos del cuello escapularios,

es creer en nosotros, ser nosotros

y todo lo demás son circunstancia que no forman un libro.