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UN SONETO PARA GUILLERMINA

Besa sus pies el agua cristalina
y se enciende su risa contagiosa,
tan inquieta como una mariposa,
tan fresca como brisa matutina.

 

Hurta un rayo de sol que le fascina
y los trinos de un ave bulliciosa,
junto a un sueño y un pétalo de rosa
los guarda en su mochila Guillermina.

 

En su pequeño mundo de ilusiones
colorean la vida los crayones
que le baja un arco iris desde el cielo.

 

Cuando llegue la noche y en secreto
leerá a su almohada este soneto
que a su dulzura le escribió el abuelo.

 

 


Derechos reservados por Ruben Maldonado.

 

 

(Para mi nieta Ariadna María Guillermina)