Enrique del Nilo

DOMANDO O DOMADO

 

 

 

Le fui sobando desde el morro

hasta llegar a la grupa

fui disfrutando su poro

era una belleza pura

 

Sentí cada estremecimiento

mientras mi mano avanzaba;

intentó un trunco respingo

cuando mi mano cayó

sobre las anchas ancas

como caricia de fuego

 

Luego de acariciarle

cuello, brazuelos, espalda,

ijares, grupa, ancas y nalgas;

vuelvo sobando su pecho,

para llegar a sus labios

y me alisto pa montarla

que para eso hemos llegado;

ella tensa sus orejas

y acelera el resuello

sus ojos parecen lumbres

que quieren salir volando

 

Con las riendas prendidas

izo mi cuerpo al espacio

buscando colocarme

sobre esa hembra hermosa

que me ha traído la tarde

 

Siento bajo mi cuerpo

la incertidumbre

correrle por todo el cuerpo

pero palmeándole los lomos

pretendo decirle

acá tienes encima un hombre

que podrá ser tu amigo,

tu compañero,

o un caído para el olvido

 

Ella se va acomodando

y tras uno que otro respingo

que he de saber sortear

para no botado por esa hembra

que en diablo se ha convertido

 

Pero fuerza, paciencia y pericia,

cariñitos y piropos,

dichos y hechos

en el momento preciso;

saber amoldar mi cuerpo

al de esa beldad que intenta

mandarme a la otra orilla;

 

Miro a momentos que el suelo

se me aleja como al vuelo

y a veces casi lo beso

pero juro que ahora puedo

 

Y ya sudados los dos

ella se va acomodando

e iniciamos poco a poco

una rítmica cabalgata

que disfrutamos los dos;

sacude flores y matas

con el abanico de su cola

para darnos dirección

 

Cuando la respiración acompasó

y el tropelito era un son

volvimos por el camino

acariciando los cuerpos

cada uno del opuesto

 

Repetí el ceremonial

de acariciar todo su cuerpo

para entregarla de riendas

al que se pretende su dueño;

porque esa hembra ya sabe

cual es su natural potrero

donde podrá cabalgar

hasta pretender volar