Beatriz Blanca

PARA TODOS LOS EDUCADORES.

Es esta una historia, algo amarga, como esa amargura que poseen ciertos medicamentos.

Pero es un sabor que me hizo crecer. Carece esta historia sencilla, de grandilocuencia o belleza literaria.

La protagonista de mi relato es una abnegada profesora de matemàtica, cuando yo cursaba la escuela media.

  Durante treinta años, habìa enseñado a sus alumnos la abstracta belleza de las ecuaciones, la pureza intangible de los polìgonos y el secreto de los teoremas.

Pero esta profesora, que amaba su materia y asì la enseñaba con ahìnco, tratando de colocar en nuestros cerebros, ese lente poderoso con el cual se estudian algunos misterios del universo. No habìa faltado un solo dìa a sus clases, en el largo transcurso de sus treinta años de docencia. Como consecuencia de esta intachable puntualidad, habìa producido entre nosotros, sus alumnos, un odio hereditario, por ella y su càtedra. Jamàs al toque de campana, dejò de  cruzar el corredor, la sañorita profesora.

Sin embargo, una mañana, un temblor estremeciò la escuela. Nosotros nos miramos con asombro. El corredor, no vio pasar la figura magisterial, y el ruido de sus pisadas, no se escucharon por la galerìa.

Nuestras caras, dibujaron una diabòlica sonrisa de satisfacciòn; la señorita comenzaba a declinar. Con esta sensaciòn nos quedamos muy alegres.

Pero, una hora màs tarde, se supo la causa de su ausencia.

¡La profesora habìa muerto!.

En el alma despavorida hìncò sus dientes la consternaciòn, y hasta algunas làgrimas rodaron por nuestras mejillas y tambièn una profunda tristeza en los meandros secretos del corazòn.

Hoy, habiendo pasado muchos años de aquel suceso, la sigo recordando, con la amargura de haber sido una màs de las personas que no supieron apreciar su amor por la enseñanza.

Quiero elevar una plegaria por su alma y por todos los docentes de mi patria y del mundo, para que se comprenda que la exigencia es para nuestro beneficio.

La educaciòn es la base que sustenta una naciòn y a sus habitantes.

           ¡FELIZ DÌA A TODOS LOS MAESTROS!

                De mi paìs y del mundo.

                   11 de septiembre de 2014