mateoserafini

Llueve. A mi padre

La casa está fría, tiembla de soledad,

Suena el eco de tus gritos y desvarío.

Todo está más oscuro; el humo

Se convierte en frío y el ruido de los hielos

Resuena en mi piel

 

Como hilos que me atan al delirio,

Si la esperanza no nace ni al verlos rebotar,

Pero como ellos me derrito, como vos en una cama

Pálido y solitario, con idas y vueltas de desprecio.

 

¿Por qué yo de tantos otros? Bajo lágrimas

De ilusión y sueños rotos. Una brisa de otoño

Seca al corazón y la triste realidad mientras me desplomo

Por la única gran verdad,

 

-El umbral de la razón- equilibrio existencial

Que solo deja algunas fotos, infinitos recuerdos

Y nostalgia en estos días, que un anillo fue

Mi poca compañía.

 

 

Muero mil veces, pero no despierto

Lloro mil lágrimas y no encuentro mi cuerpo,

Respiro en una visita, me pierdo en una cama.

La lluvia me encandila y en una sala, sufro una pesadilla.

 

Las ganas me atan al espanto,

Harto de mareos, irrumpo en llanto

Si al mero tacto, todo pierde su encanto.

Ipso facto me desvanezco y sigo esperando.

 

El reloj camina cada vez más lento -pisa más fuerte-

Un segundo es eterno en un mundo predispuesto -futuro cementerio-

En una batalla dentro de mi cráneo que siempre pierdo

Y se disparan ejemplos que no calman mis ansias.

 

Y Un porcentaje no saca tantas dudas,

Especula en mi ignorancia, con arrogancia y tanta rabia.

Mientras un viaje hacia la infancia solo es desesperanza

Y vacío, en el pecho la lanza de mi ángel de la guarda.

 

 

 

 

Hoy puedo volar, sin tiempo, por este peso que cayó,

Que desapareció el desprecio y la calma revivió.

Hace dos horas tenía el alma que pesaba toneladas,

En una sala que aplastaba, pero con una llamada (mi ego creció).

 

Si el jazz misántropo, se convirtió en Ska,

En una danza de alguna aldea que hoy está olvidada,

En miles de risas a instantes de conciencias.

Ahora sin prisa, sobre un segundo que se acelera.

 

Respiro más profundo y disfruto del vivir.

Hoy ya puedo dormir, hoy ya puedo reír

Y lo que quiero escribir no es olvidar,

Es recordar,       es disfrutar del porvenir.

 

 

 

 

Hoy ya reo de casa, tieso del dolor.

Yo de los nervios no paro de reír, de sonreír.

Es que ¿Qué más puedo pedir?

Más que otro beso y tomar tu mano con ese fervor

 

Único, de dedicación incomparable, vuelve la ceremonia

De verte en nuestra guarida, caminan charlas que me conquistan,

Que acarician con otra oportunidad que alucina,

La rutina en la cocina habilita la paciencia,

 

Aunque no puedo abrazarte, me conformo con mirarte,

Con amarte otro instante sin control, y mimarte

Ahora que estas como niño, baluarte, aprendí a valorarte

Creciendo tras años de risas y un mes velándote

 

 

 

 

 

 

Pasan los meses y admiro una cicatriz,

Elogio el milagro de la falsa ilusión de eternidad;

Los recuerdos van aumentando, se hacen amor

Y parecen no tener fin, si de nuevo sos inmortal.

 

El tiempo corre, y al recordar; el corazón acelera,

Manos tiemblan; el olvidar, estima su proeza.

La esperanza, está en la certeza de tenerte

Y la voluntad de acarrear el pesado pasado, me da fortaleza.

 

Tan cerca de ser ceniza y puntada en el vientre;

Profesor de esta empatía, opositor de rejas,

En charlas sin compañía porque somos uno;

Creador de este planeta. Hoy disfruto

 

De un chocolatín que recorre mi acueducto

De sangre seca, que es placer de vagabundo

En un mundo sepia, un obsequio banal que degusto

Por la senda del amor, me lleva a tu estrella.