Araceli Vellber

A mi viejo profesor de escuela.

Mírenme en este cuerpo,

En esta voz desgastada,

En estas manos arrugadas,

De la tiza y su pizarra

Y en mis ojos, que apenas alcanzan,

A distinguir de la última fila, sus caras.

Aquí, les he dejado mis años

Y a mí, me han dado su esperanza.

Mírenme en este cuerpo,

Ya no dará más lecciones, ni entrará en más batallas.

Sólo quiero, levantar la mirada

Y ver, como Ustedes, ya solos andan

Y ser capaces Ustedes, de coger la tiza y su pizarra.

Y recuerden, si en algún momento

Dudan, cual es la solución exacta

Miran arriba, muy arriba

Acuérdense de esta cara arrugada

Y elijan siempre la verdad, a la mentira

La honradez, a la desfachatez

Y el amor, siempre que puedan.