el poeta del abismo

el niño con ojos de miedo, miedo de hambre

Seria bueno que se cayera el pan

Y se quebrara el hambre.

 

A todas horas me llegas puntual

Más atrasada también te presentas

Y cuándo llegas tardé es porque duermo,

Te estancas y me tocas con él ruido.

 

Es tiempo del trigo, del maíz en masa,

Es tiempo de está hambre que no se apaga,

Esta saeta ya no borra el mies

Y se aviva la noche, boca vacía

 

Dame la simiente de vuestra cena,

Dios del calmante ¡calmame éste vició

De hambre! Dame a conocer los hospicios

 

Mi pómulo tú lo miras, como la

Amena oración que te dedico y

Me das el pan que no me quiebra el hambre