alicia perez hernandez

Lloramos soledades y Lloraré el amor de mi ali

Lloramos soledades

En una noche sin nombre,

te perdiste, en el espacio de tus versos,

te hiciste sueños en mi poesía.

Te crecieron alas y, volaste al universo,

Dejaste tus huellas en papel mojado,

en palabras rotas, de tu filosofía de la vida,

de tus soledades, tristes y amargas,

de tus lunas sin dormir lleno de llanto.

No te abrazó la rama, de tu herencia,

no te cobijo el retoño, que esperabas,

que en abrazos y besos te cubriera.

Ni te abrazó, la hija heredada.

No había fuego en la chimenea,

ni abrazos qué de noche te abrazaran,

fuiste huérfano, de hijo,

y abandono de sustento.

sólo las salubres lágrimas,

eran testigos de tus soledades.

¿Yo qué podía hacer?

La distancia era mucha ¡Demasiada diría yo!

Dejaste tú huella, en poesía, en prosa,

marcaste la ruta de tus circunstancias,

por amar y, por vivir…

Me dijiste adiós en una noche, sin nombre,

y sentí tú espíritu, abandonar la tierra,

con la última canción de despedida. 

Como cuando me alegrabas la vida, con tu canto.

¡No sé, de donde tomabas fuerzas!

Para cantarme tan alegre.

¿Sería qué mí amor te sostenía,

en la soledad de tú llanto y, el mío?

Lloramos soledades…. ¡Tantas veces!...

 

Alicia Pérez Hernández… México

-No es la pluma la que escribe es el alma- .

Todos los derechos reservados©

 

 

Lloraré  el amor de mi ali 

 

cuando el sol va cayendo...,

cuando bajan las sombras de los altos montes,

cuando el sol nace entre partos de dioses,

cuando el alba despunta por los olivares,

cuando la noche asoma cálida, ferviente

-amado y amada se consumen

en la alcoba, ardidamente-,

cuando las estrellas titilan,

rielando sobre las olas,

cuando la luz se convierte en sombra

por la vasta llanura,

cuando duele el dolor interior;

lloraré, -por no tener lo que quiero-

lloraré para verter el cuenco de lágrimas salobres,

llorará el hondón del pecho que de amor siento

-Machado lloró  a su Leonor,

santa Mónica lloró por la conversión del hijo-.

Cuando las nubes pastorean azules,

cuando la lluvia moja las calles,

cuando el viento azota los árboles,

cuando la nieve blanquea los pechos de la sierra,

cuado el rocío es luciérnaga matinal,

cuando el otoño viste amarillos,

cuando el Céfiro acuna la hierba de los prados;

lloraré, -el amor por el amor de ali-

lloraré: se me rompen las telas del sentimiento

-he visto morirse de sentimiento por amor-

echando la lluvia del corazón,

lloraré las noches en vela,

lloraré el despertar del día,

lloraré el punzón de la soledad,

 lloraré: que los recuerdos se agolpan

-un amor mexicano de una amada azteca

de una linda mexicanita: ella es mi ali

en -Mundo Poesía- quedan los sabores de mi Ali:

la dulce poetisa de mis entretelas: que me ama

somos como Eloísa y Abelardo -de novela-

o como Cumbres Borrascosas, -amores de pasión-

 esplendor sobre la hierba-, es ella para mí.

 lloraré la pérdida de un amor amoroso,

 lloraré la dicha que pude tener, y no tuve

 lloraré la distancia que se alejó...

 lloraré los ahogos que hacen levantar los hipos

 entrecortados.

 Cuando el río corre por entre los juncos,

 cuando el arrebol irisa el arcoíris,

 cuando el día se va apagando,

 cuando hay nocturno bajo la acacia

-pasión de bocas entrelazadas,

 palabras de \"un te quiero\",

 caricias cuerpo adentro:

 se están dando el amor-;

lloraré, por ella -mi ali porque no la tengo conmigo-

 lloraré lo que vino y se fue,

 lloraré el vacío de un calor humano filial,

 lloraré la tristeza,

 lloraré lágrimas que lavan las entretelas del pecho

 -hablan los interiores a grito callado:

 tormenta seca de sufrimientos-,

 lloraré: sí

-también los hombres lloran-

Y  por ti, dulce Ali, he llorado demasiado…

 

-Salvador Úbeda 29-08-2012- salgomanzano-