Oscar Perez

Silencio con gaviotas

Silencio con gaviotas

 

Cuando los teléfonos servían para amar

y las gaviotas eran más que carroñeras,

entonces entendíamos el sol

como un misterio y no como otra cárcel.

Y no hace mucho que era así, que sonreías

porque era sano sonreír, no por burlarte

de aquel que se cayó o de la usura

en tus afanes o en tu propio beneficio.

Llamabas esperando oír la voz,

hablabas con el pecho estremecido

y eran tan ciertas tus palabras que

la semana siguiente ambos llegaban a la cita.

Ahora no oyes voces, no hay recados,

sólo mensajes que, cual esos de botella,

nunca se sabe si llegan o no al puerto,

nunca convencen de que en serio estás soñando,

nunca serán más que un naufragio del que te hartas.

Ahora es cosa de desechos ver la lista

de contactos y de números, de muchos

que ni recuerdas, de muchos que

son apenas alimento de mil egos.

Esperas la llamada, tú la esperas,

pero ya no hay teléfonos y todo

lo que fue para comunicarnos está siempre

ocupado en aislarnos más y más, día tras día.

Por eso no contestas, si te llaman no contestas,

y por eso sigo aquí, marcando números sin encontrarte

como quien marca palabras y palabras

de un mundial y antisocial silencio con gaviotas.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

04 09 14