banense

Mariposa

Cual esplendor apareciste entre las rosas, sumisa, impecable. Afloraste con un velo sobervio y espeso, un velo que opacaba tu vileza.

Llegaste mariposa, no te esperaba, no te necesitaba, pero anclaste, apareciste y me expoliaste el alma.

Te pienso y mi alma padece,  llora el corazón y los demonios me atormentan. No te extraño, no te necesito, no te quiero. Mi boca no extraña tu boca, mis manos no recuerdan tu piel.

Siento hastío de ti, de mi, de nosotros cuando en ese fútil instante, mirando tu sonrisa rasgaste tu corazón, no lo acepté, no lo necesitaba.

Apareciste sin dilación, apareciste para hacerme transigir, con parte de mis deshechas entrañas entre tus manos. Desvencijado por pensamientos y engaños, temiendo por tu arriscada boca y por tu llamada.

No necesito tu oscuro crepúsculo. Quiero morar en otros corazones, venerar las mariposas, aludir los nuevos olores. Anhelo extraviarte mariposa, deseo no haberte conocido.