Raúl Daniel

Aburrimiento...

 

Al lecho de un arroyo seco

fui a beber mi propia sed...

henchidas mis entrañas de añoranzas,

con desesperanza y muy poca fe;

ya ni mis ojos se levantan

al cielo... ¿para qué?

 

Cayó la noche en la tarde de mi vida,

apresuradamente, y no supe qué hacer,

¡yo había pensado que la sabiduría

me proporcionaría placer...

pero es un tormento cada día

a causa de todo lo que sé.

 

Sólo mentiras sabe decir la gente,

se engañan a sí mismos

creyéndose buenos,

y se bañan en orgullo y egoísmo,

quien más... quien menos.

 

Vanidad... dijo el poeta,

sólo eso...

vanidad, poder y algo de sexo.

 

La humanidad se muere de arrogancia

y yo... de aburrimiento.