LIZ ABRIL

EL CARCELERO

Pugnan por salir de tu boca las palabras,
las caricias se adormecen en tus manos cansadas,
puede más el hastío, pesa más la nostalgia
y las experiencias que doblan tu espalda.
El dolor no ha cesado, solamente es más tenue.
¡Aunque digas erguido que ya no te importa!
¡Qué terrible cicatriz que nos deja el engaño!
¡Qué difícil creer cuando el corazón duda!
¡Qué amarga decepción que no borran los años!
Yo me miro en tus ojos y lo puedo entender,
porque el mismo dolor pisotea mi pecho,
¡Qué triste es saber que se ha muerto el amor!
¡Que tal vez nunca amaremos de nuevo!
Pero al menos yo lo quiero intentar...
aunque el precio sea otra vez sufrir,
no quiero ser como una roca impasible,
quiero sentir que respiro y que el aire
despierta a mi alma de este profundo sueño.
Mientras tú sigues luchando en tu interior
por borrar la soledad, enamorarte y ser feliz,
pero no te dejas besar, mimar, ni querer...
por quien como yo te puede querer de verdad.
Y no he de ser yo quien rompa las cadenas
para librarte de ese cruel carcelero,
no es culpa del destino, la suerte o los estímulos,
simplemente vives prisionero de tus miedos.
Aunque presienta en tus manos las caricias,
aunque perciba el calor de tu piel en mi piel,
no tendrás la valentía de amarme,
no te arriesgarás a develar el misterio,
no te aventurarás a que vivamos juntos...
y a que juntos empecemos de nuevo.
Nunca brotarán de tu boca las palabras,
ni volarán tus caricias para aterrizar en mi cuerpo,
pesará más el sabor amargo de todos tus recuerdos...
que el deseo de llenarme la boca de besos.
Seguirás prisionero de cada uno de todos tus miedos.
Pero quiero que sepas que no ha sido en vano,
si me diste el coraje para empezar de nuevo,
si por ti me di cuenta que puedo sentir,
que no valen excusas, presiones ni amenazas,
porque yo si encontré la libertad,
porque aunque sea absurdo e inexplicable,
¡tan absurdo e inexplicable como es el amor!
nada puede impedir que diga y reconozca...
¡que me puedo enamorar de nuevo!