Raúl Daniel

Migrante... (Cruzada por la vida)

 

Migrante[1]... (Cruzada por la vida)

 

Tras mucho esperarlo, llegó un día,

y se dirigió a la casa paterna,

pero le dijeron unos vecinos,

que no había nadie, que su madre estaba enferma,

que paraba con una sobrina.

 

En media hora de colectivo pudo llegar

y abrazar nuevamente

a la que le dio la vida,

también a la hija de su hermana,

que le mostró sus tres criaturas.

 

La vida es dura, dijo alguien,

pero es la única; su madre, feliz lloraba

y muchas veces le daba besos y lo abrazaba.

 

Madre, regreso, después de tanto, para quedarme,

¡Sí, mi hijo!, ella exclamaba, ¡te necesito!,

¡qué pena que haya muerto tu padre!,

¡tanto quería volver a verte!,

¡hasta hace poco estuvo esperándote!

 

Pero dejemos penas y quejas, mejor me cuentas,

¿es que triunfaste?, quiero decir,

si encontraste lo que buscabas,

porqué decías, -“¡Aquí no hay nada!”

 

-Sí, en realidad, traigo una plata…

creo que alcanza para una casa.

-Casa tenemos, me fui de ella

porque es muy grande y murió tu padre,

y estando enferma, ya ni limpiaba.

 

-Madre, ¿Y Mariana?, ¿qué es de su vida?,

¿ha hecho familia o está esperándome?

-¡Qué va a esperarte!, ¡fueron diez años y ni una carta!,

tiene dos hijos, ¿qué te pensaste?

La vida pasa, no se detiene ni un instante,

pero, ¿y tus sueños?, de eso que hablabas de la cultura,

de iluminarte, ¿te iluminaste?

Solías decirme que buscarías sabiduría,

y, ¿la encontraste?

 

-Creo que sí, por eso vuelvo...

pero ya es tarde.

 

 [1] Sobre la migración: Los países son cárceles gigantescas, los que hemos migrado lo sabemos, (yo soy argentino,  vivo en Paraguay y he viajado mucho por Brasil, Paraguay y Argentina).

Primeramente debemos tomar conciencia que el sistema de servidumbre medieval y la esclavitud son eternas, nada ha cambiado, a cada revolución popular ha seguido la contrarrevolución de los poderosos, que siempre triunfa. Todos los países, ¡todos sus gobiernos!, están arrodillados al poder económico mundial. Lo que los diarios y demás medios de comunicación dicen, no son verdades sino manipulaciones, la verdadera historia no se escribe.

Los migrantes que van a los EE.UU. están engañados desde la base misma de sus pensamientos, dejan el amor, cambiándolo por una utopía de bienestar, aún sabiendo que el 96% no lo logra. Son tontos a los que lavaron el cerebro.

Yo hice una migración al revés. Aquí en Paraguay nadie lo entiende; porque muchos paraguayos se van de aquí hacia de donde yo provengo, dejan el amor que abunda aquí a cambio del dinero que piensan encontrar en Buenos Aires o en cualquier otro lugar de Argentina.

Yo tenía dinero en Argentina, pero no amor. Un día lo dejé todo y me vine a Paraguay. No me importa si nadie me entiende, yo vivo rodeado de amor y reconocimiento. Los ricos del mundo quisieran lo que yo tengo, pero ellos solo alquilan cuerpos, pagan para tener amigos, ni sus hijos les aman. Yo viví las dos caras de esta moneda, y me quedo con el amor.

Los poderosos del mundo inventaron una pirámide hueca, los hombres deben subir por su interior si quieren llegar a la cima (y les han metido a todos en la cabeza que eso es la vida). Como no hay escaleras ni ascensores, deben subir apoyándose en los que empujan desde abajo, pisando sus cabezas, trepando, tomando a los que están a su lado y  empujándolos hacia abajo para ponerles el pie encima y utilizarlos de escalón. Así es el mundo, así lo quieren los poderosos ocultos, el verdadero gobierno mundial, los patrocinadores del Nuevo Orden Mundial que no es sino el Viejo Orden Medieval, donde las personas se incluían en el precio de los campos cuando se vendían, porque éstas eran igual a los animales o a los árboles.

No es tan complejo para entender si uno se despoja de las ideas de “bienestar y confort” que nos han metido en nuestros inconscientes. Nos han transformado en ganado, y cuando alguno levanta la cabeza se la quitan como al muchacho del tren a la muerte de la frontera norte de México o a Federico García Lorca o a tantos...

Casi todos los días estoy hablando con los paraguayos que regresan de la utopía de España, ahora tienen abiertas sus mentes y no se van a ir más del amor hacia el oro. Se van a quedar a vivir en su tierra y van a tratar de aprender a hacer mejor su patria (tal vez aprender a votar bien).

Esta es mi opinión sobre las migraciones... en última instancia, no hay que hacer migraciones... lo que hacen falta son revoluciones.