LIZ ABRIL

QUERIDO PAPÁ

Quiero hacer de cuenta que estás aquí…

Ven, siéntate a mi lado, quiero contarte algo…

Que no te conté… ¡No por no sentir!

Por olvidarme o dejarte a un lado.

A veces siento que sobran  palabras

O mejor dicho parecen de más,

Ahora siento que todas me faltan…

¡Pero tan sólo lo quiero intentar!

Siempre fuiste el hombre perfecto, ideal,

Ese espejo en que quería mirarme,

Crecí creyendo que eras como un dios,

¡Mi pequeño dios hecho de carne!

¿Te acuerdas papá, cuándo por las noches

Tenía miedo y decía tu nombre?

Tú venías y con sólo un beso…

Huían de mí todos los horrores.

Si tenía frío tú me abrigabas…

Me traías agua si tenía sed,

Si estaba enferma mi mano estrechabas…

Trasmitiéndome tu coraje y fe.

Llegabas cansado, con tantos problemas…

Hoy, que a mí me pasa, lo sé comprender,

Jugabas como un niño conmigo “tu nena”,

a la que nunca había forma de complacer.

Aunque fui creciendo, fui siempre egoísta,

Quería tu amor sólo para mí,

¡Cuántas veces sentada en tus rodillas

Mirando televisión me dormí!

Luego tus brazos poderosos y fuertes

Me llevaban hasta mi habitación,

En silencio y con un beso en la frente

Me dabas tu ternura  y todo tu amor.

Pero “tu nena” creció muy de golpe

Y te viste frente a una mujer,

Más reservada y un poco rebelde

Y mucho más difícil de comprender.

Cuánto  te debo, si… ¡ Cuánto me diste!

Aún cansado de tanto luchar,

Me escuchaste, me reprendiste

Y fuiste un fiel amigo en el cual confiar.

Hoy,  soy el reflejo, soy ese espejo,

Conseguí parecerme a aquel ideal,

Las mismas palabras, los mismos gestos,

La misma forma de pensar y actuar.

Ahora soy madre y tú ese abuelo,

Mis hijos te adoran tanto como yo,

Corren a tus brazos y me veo en ellos,

Continuación de tu continuación.

Cómo explicar la infinita emoción

De volver a vivir mis años de infancia…

Volver al pasado,  sólo viéndolos…

Que corren prendidos a tus espaldas.

Papá… chocolate, escondida y cuento.

Papá…tobogán, jugando y sonriendo.

Papá… plaza, helado, tal vez algún reto,

Papá, “mi papá” corriendo con ellos.

¿Sabes? Es muy tarde y ya tengo sueño,

Pero aún me queda mucho por decir…

¡Todo lo que callé por tanto tiempo!

¡Todo lo que me costó tanto descubrir!

¿Sabes? Aún sigues siendo aquel ideal,

Aunque me dolió mucho no fueras un dios,

Ese modelo de la perfección

Que todos los niños tienden a crear.

Me costó mucho llegar a entenderlo,

Pero hoy comprendo que eres sólo un hombre

Y que yo no soy quien para juzgar…

Ni pretender condenar tus errores.

Papá… querido, ¡Dios!  ¡Cuánto te quiero!

¡Y cuánto te sigo necesitando!

Eres mi apoyo, eres mi consuelo,

Eres la savia que corre en éste árbol.

Papá… calesita, parque, domingo,

Papá… olor a café, leche y tostadas,

Quiero que sepas cuánto te quiero,

Quiero que sepas que no olvidé nada.

Quiero que sepas que aún siento ganas

De que me abraces muy fuerte al llegar,

Que a veces te espero, que quiero verte,

Sólo darte un beso y sentirte hablar.

Y mirarte jugar con tus nietos…

¡Como si fueras otro chico más!

Porque el tiempo no logró hacerte viejo…

Querido abuelo… ¡Querido PAPÁ!