Raúl Daniel

¡Gracias, Mamá! (Cruzada por la vida)

 

Te hicieron elegir, y te jugaste mamá;

tú no fuiste una más que merca por los placeres;

todos tenemos deberes ineludibles, cumplir

a veces es muy penoso, pero es lo más hermoso:

¡tener la conciencia limpia a la hora de dormir!

 

Me contó papá que tú eres profesional...

y que tu carrera actual es muy bien remunerada...

y que estabas contratada en donde había un futuro,

para ti, excepcional.

 

Yo soy muy pequeño (sabes), hace poco que nací,

pero hay dentro de mí pensamientos que se forman,

y cuando papá me hablaba, créeme que lo entendí.

 

Me mostró la mamadera que había usado mi hermana,

me dijo: -“Mamá te ama y esta vez no va a errar,

su leche te va a dar, ¡no te cambiará por plata!

 

La experiencia que tuvimos resultó muy desgraciada,

tu predecesora sufrió por nuestra gran ignorancia;

creíamos que se compraba todo con el dinero,

y pagamos en su cuerpo un precio que aún no sabemos[1]”.

 

¡Gracias mamá por tus pechos, son mi salud y sustento!

 

A las enfermedades, me dijo, las frenan los anticuerpos,

ellos vienen en la leche que se produce en tus senos,

y que es mejor prevenir a combatir con remedios.

 

Que tiene los elementos: minerales, vitaminas,

agua y calorías en exacta proporción

y en cantidad suficiente para mi buen crecimiento,

(y la prueba es que nunca me he sentido enfermo).

 

Renunciaste a tu trabajo... me dedicaste tu tiempo,

y me enseñaste el amor entre caricias y besos;

un amor, no de palabra, sino palpable en los hechos.

¡Gracias mamá por tus pechos, son mi salud y sustento...!

 


[1] Debido a que unos años atrás participé de varias reuniones en la “Liga Internacional de la Leche”, pude tomar conciencia del gran daño que significa para el ser humano el no tener acceso a la leche materna durante su período de lactancia.

Pues a mí me parece esto un maltrato por egoísmo, ignorancia, desidia, avaricia y otras razones, que hacen que una madre prive a su propio hijo de lo que le es indispensable para el buen desarrollo de su crecimiento o sea que atenta directamente contra la vida, pues no sabe cuál puede ser la consecuencia de la mala alimentación de su bebé.