Oscar Perez

Ciudad silencio

Ciudad silencio

 

Y el silencio te pobló los ojos,

te volvió pausada, mecánica, pedestre,

como un limón que se llenó de moho

tras caer del origen de sus árboles.

Te puso telas como las de los cordeles,

sábanas extensas sin manchas de nada,

ni el beso dejó huella en las almohadas,

ni el sexo un lagrimón que, virginal, te pueble,

ni un hilo ni un fervor que te declare viva,

ni un santo borrachín que hable en tu muerte.

Te ató a tu soledad, llena de grietas,

de estiércol mal guardado en callejones

del tedio y del olvido cotidiano,

paseabas por la noche de tus guerras,

allí donde ninguna estrella te llama,

ni el gato en su sillón ni el minutero

de aquel reloj que despobló tus sueños.

Acaso la piedad te tienda un ancla

en la que no verter tu miedo al pozo,

y puedas dejar ir las malas noches

y a salvo regresar de madrugada.

Acaso el mismo dios que escribe libros,

el que visita parques y alimenta peces,

el viejo que compró sus mermeladas

y a solas se sentó en aquella plaza,

pueda beber tu tiempo y liberarte,

pueda lavar tu cara y darte un beso,

acaso tú sin más vuelvas a casa

y en el mismo silencio te repitas,

la mañana vendrá, no puedo estar llorando.

Acaso lo comprendas y alguien seque

por fin de tus mejillas los veleros

y los acorazados de tu pena

y los barcos también, llenos de dudas,

que naufragan sin fin en tu agujero.

Y el silencio podrá decir que pasa,

pero lo sabes bien, es el silencio,

y él no da dirección ni cuenta ni detalle

de su navegación ni de su propio abismo.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

27 08 14