Plinio López

Primer gran amor

 Mi piel aprendió a sentir tu calor

como mis ojos la luz de los tuyos,

mis oídos la música en arrullos

que cantaste a mi oído con amor.

 

Mis manitas apretaron tus dedos,

mi boca henchida con néctar de vida

daba gracias de forma repetida

cuando a tu lado morían mis miedos.

 

No había nada que temer si estabas

tan cerca como se está en el abrazo,

probé el amor bueno al primer flechazo

sin que me dijeras cuánto me amabas.

 

Contigo aprendí el amor infinito

ese amor grande y desinteresado,

amor puro que llevo practicado

desde que a mi oído hablabas chiquito.

 

Me hiciste sentir seguro en mis pasos…

torpes… confundidos cuando mis pies

tocaron suelo esa primera vez

y apretabas mi mano, por si acaso…

 

Aprendí a reír con tu sonreír

y mi primera palabra contigo,

risa, lágrima, alimento y abrigo,

el primer paso y hasta mi existir.

 

Mi piel aprendió a sentir tu calor,

mis manitas apretaron tus dedos,

eres mi arrullo, mi abrazo y mi credo

eres también mi primer gran amor.

 

Jamás existirá algo en esta vida

que termine el gran amor que sentimos

por que el sentir que hoy nosotros vivimos

se tornará eterno en la despedida.

 

 

Derechos de autor por Plinio López