Luis Alvarez

EN VALVISDENDE

                                                                                                                                                             Para:

                                                                                           Adriana Bonvento Vicentini

 

 

En un remanso de paz

                véneto y austríaco

Conocí a una muchacha

                que me habló de su pueblo.

Su boca derramaba

palabras amorosas

y ellas me condujeron

a conocer su fuente.

 

Y, entonces, en aquella oquedad

que rezumaba

los colores y ritmos y las dulces

palabras de Fiammetta,

me he dado cuenta

de tantas cosas ciertas.

 La nieve, por ejemplo,

es igual a las nubes,

con ambas pueden generarse

mil figuras, mil sueños

cual si fuesen diseños infantiles

de mil naturalezas diferentes.

 

Por esto, en un momento,

al detener mi vista ante sus términos,

he contemplado los carruajes,

animales y mitos, que desaparecían

al compás de las horas

y se ocultaban detrás

de una ensenada.

 

 Y al descender y columbrar el puente:

un río convertido en una ruta

en donde los juguetes, animales y mitos

también desaparecían entre las aguas.

 

De pronto, inmerso

dentro de aquellas realidades

abracé la nube...

y la abracé tan fuerte

que en mi pecho quedaron

los restos de la nieve.

 

Nieve valvisdendana,

itálica y austríaca

que, al ser nube,

irradia mil caminos tranquilos

que esperan  otros mil pueblos...

diferentes.

 

 

 

 Valvisdende (Italia), abril de 2007 (Primavera).