Andrea Valentina

De la repitencia en esas muertes momentáneas

 

Una lágrima inscribe su factura en el anotador. Cae, golpea y colapsa

 


A veces la noche es un poco, para no hacer penar a los charcos,

 

hablar del silencio impostergable como una caída o una depresión en el camino.

 

Decir fragancia, aroma de jazmín, pétalo de vos,

 

de mí.

 

Entraña que se apunta irremediablemente en el desgarro,

 

y ceniciento quema el aliento de tus flores en mi ombligo.

 

Hilar los sueños, sin tentarse de atraparlos,

 

enmarcar el blanco hielo y encima no poder decirlo.

 

 
Saber que todo, nunca es todo.

 

Que siempre tampoco es siempre y que nunca,

 

 pudo haber sido, alguna vez amor.