poetalibre

Tenía el alma desnuda

en aquella noche fría, 

y mi helado rostro parecía

negro fantasma sin mesura.

 

¿Que tiempo estuve así? 

no lo sé, media vida quizás; 

la soledad mi amante fugaz

que no me dejaba vivir...

 

...¡Pero llegaste tú! ¡tan silenciosa!

un anguel en la tierra

que hoy mis heridas cierra,

haciendo mi vida gloriosa.

 

Entonces comprendí porqué hay

mundo, tierra, montes y mar...

hoy sé porqué nacemos

y hasta odiamos la soledad.

 

Hoy, caminando sobre mi tierra trémula

sostén de mis pies cansados

una luz que radiante pasaba

se ha detenido junto a mi lado.

 

Y pude ver en mi oscuridad, 

¡con tu luz me has iluminado!

una estela viva y celestial que

a mi vida ha llegado. 

 

Hoy sé que el dia es azul

y aunque a veces se pinte gris, 

la oscuridad alumbrada por el corazón,

esa no puede tener fin.

 

A ti, te debo mis ojos...

¡los del alma! vida mía

a ti,  que devolviste esa claridad

que le faltaban a mis  días. 

 

Ahora mi cielo es un arco iris,  

cierro los ojos y sigue habiendo color

porque tus manos son pinceles

que tatúan en mi cuerpo el amor. 

 

Por eso sigue a mi lado, princesa, 

que por ti tiré mi armadura

esa que del desengaño me protegía, 

la enemiga de toda cordura.

 

¡Y si tu presencia en mis retinas

no es mas que una invención, 

si cuando te miro y desbanezco

solo es desconsuelo de la imaginación, 

que me digan, que me demuestre

quien al quererla me quita la razón

porqué cuando la miro mi alma rie

y al sentirla lejos, llora mi corazón...