ocsirnaf

El amor verdadero siempre vive en el corazón.

Cielos angostos...
horizontes de tormenta,
como nubes que alimentan 
un vida pintada sin fe,
con un pincel transparente
y el desden de la mente.

Como agua de sal... 
y gotas de una lluvia diferente.
Llueve en la línea del destino
y en las arrugas de la frente.

Crepúsculo furioso...
del morir de una tarde.
Eres ocaso celoso y silente,
pero fuiste una vida que ardía,
en un ombligo turgente.

Monotonía persistente,
de las edades hirientes,
sin vida ni simiente 
y con arena en la mente.

Desvanecen las hojas,
a la orilla del mar,
y mueren las flores,
arrugadas en la piel flexible,
de unos sueños imposibles.

Al final.......
de un día cualquiera,
morirá también de olvido
con las uvas maduras,
colgadas del cielo,
desde la parra 
de la madurez.

Y en las largas tardes
a la orilla del mar,
unos ojos soñaran
con otros ojos de coral...
sin darle importancia,
al gran milagro,
de que un nuevo verano,
fermenta en la isla 
del buen samaritano.

Somos el milagro
de toda una vida,
que late aquí y allí,
como una lenta sinfonía
que con el tiempo se aprende.

Y olvidadas las emociones,
tal vez un día utilicemos la razón. 
Porque el amor verdadero 
siempre vive en el corazón.


Ocsirnaf  19/08/2014.



Señor... no pretendo pasar de lejos
ante un hombre herido en el polvo del camino.
Solo quiero acercarme y contagiarme de tu fe
para expresar tu ternura a través de mis manos,
ofrecer el ungüento que cura heridas,
y ese vino que revive y enamora.

Eres tú, Jesús... ese buen samaritano,
acércate a mí, como hiciste siempre.

Ven hacia mí para introducirme 
en la posada de tu corazón 
acércate a mí, ser herido 
por las flechas de la vida,
por el dolor de tantos hombres,
por los misiles de las guerras,
por la violencia de los cobardes.

Sí, acércate a mí,
buen samaritano;
llévame en tus hombros, 
pues soy una oveja perdida;
que tropieza con todas sus caídas,
ayúdame en todas mis tribulaciones,
hazte presente en todas mis horas bajas.

Ven, amado Jesús,
y haz que la gente tenga tu misma luz,
para no volver a caer jamás en la oscuridad 
sino hacer de ti su camino,
amigo de tu soledad,
cercano a tus dolencias.


Para ser, como tú, \"ilimitadamente generoso\"
y pasear por el mundo \"predicando el amor verdadero\"
y \"consolando las dolencias de la mente\"

 

Demencia senil 
de los que no creen en nada
hasta minutos antes de su muerte.


Basado en un escrito del arzobispado de compostela.