Se fueron antes que yo, es cierto,
una realidad que no puedo negar,
ya todos ellos han dejado de soñar
y yo sigo soñando hasta despierto.
Abrazos me quedaron debiendo
y yo a ellos otros, ni sé cuántos;
un buen consejo y fueron tantos
y los poemas que iban naciendo.
No tengo una certeza de volver
a tenerlos un día en mi camino,
son jugadas ocultas del destino
y nadie, ni yo las puedo conocer.
No está mi hermano ni mi padre,
ni algunos tíos, primos y abuelos…
supongo que orbitan en los cielos,
los mismos donde está mi madre.
Quiero imaginar que ellos me ven,
creer que de algún modo me sienten,
si no hay manera que la inventen,
yo inventaré para verlos también.
Acá están todos ellos, en mi memoria,
capítulos vividos con olor a eternidad,
ahora los extraño desde mi soledad
pero eso forma parte de esta historia.
Creo que Dios, sea lo que sea, existe
y si es así, entonces yo le hablaré…
que los amé con toda mi alma le diré
y que tanta ausencia nadie la resiste.
No importa si el dolor me derrumba,
total, es sólo volver a verlos mi anhelo,
pero no sé cómo abrazarlos en el cielo
ni puedo abrazar a cada uno en su tumba.
No existirá justicia si ya no los veo más,
hubo cosas que se quedaron sin decirse,
tantos episodios que no llegaron a vivirse,
amores del alma por siempre… ¿o jamás?
Ojalá retrocediera la cinta algún día,
que permita Dios, no me importa quién,
que ellos sepan dondequiera que estén
que estoy aún vivo… amándolos todavía.
Poema original de Álvaro Márquez
Venezuela
Todos los derechos reservados
18/8/2014