Manuel Isaac Vera Zevallos

TESTIMONIO

Si te digo que mi amor

fue un joven algo inquieto

que murió insatisfecho

tras un intento primero,

es muy obvio que al hacerlo

yo, te estaría mintiendo.

 

Si te afirmo que su fuego

se extinguió hace ya tiempo

y que ante el tumulto ciego

de afectos aventureros

sencillamente trocó

su calor por duro hielo,

o, si te alargo este cuento

diciendo que una traición

lo arrancó de su simiente

y esterilizó sus sueños,

nadie en pie sobre la tierra

tendría razón de creerlo.

 

Mi amor venció a la tormenta,

sobrevivió a los apremios,

hizo inútiles las ansias

que tuvieron de vencerlo,

y se levantó más fuerte,

más seguro, más intenso.

 

Hoy es tuyo… todo… entero;

es su horizonte el que miras

y es su altura tu vuelo;

si ha de morir, algún día,

me gustaría que lo haga

arraigado a tus anhelos

y en ti fundido… ¡créelo!