Jesús Lantigua

TÚ, EN LA VENTANA.


 

Le adivino a la ventana

el perfume del saludo,

cifrado en un gesto mudo

que hace locuaz la mañana.

Me esfuerzo, cosa tan vana,

en eternizar la calle.

Imposible que se acalle

lo cierto de tus zafiros;

te sujeto entre suspiros,

con la vista, por el talle.

 

Sueño acercarme a tu piel

sin los lazos de las prisas,

cuando adornas con sonrisas

mi alborear de oropel.

Temo que parezca infiel

la premura cotidiana.

Y cuando se hace lejana

la certeza del intento,

enamorado, en el viento,

te adivino en la ventana.