ossian

Penitencia del ayer

Diamantes cristalinos resbalan

Por las mejillas sonrosadas

Del pequeño ser que sufre

La ausencia del ser amado.

 

El pequeño cuya mirada

Solo de tristezas te habla,

Aquel en cuyas palabras

Conserva la esperanza.

 

Día a día, espera en el umbral

La llegada del ser que tanto anhela

Más el destino pospone su regreso,

Y la mirada del pequeño se pierde en el horizonte.

 

 Aquella tristeza  su pequeño cuerpo cubre,

Y poco a poco el corazón sus tumbos alarga,

De la mirada tan viva e ilusionada

Solo cuencas vacías son los restos.

 

El pequeño ha perdido la batalla

El tiempo inclemente se erige cual triunfador,

Ante aquellos restos marchitos

Cuya pureza se ha conservado.

 

Aquella figura, cuya llegada anhela,

Romper las cadenas de la muerte, no puede,

Y el antes niño y hoy anciano

Al fin lo comprende.

 

Al comprender esta realidad

Su cuerpo recupera la felicidad,

En poco tiempo al lado de su padre

La muerte lo guiara.

 

Y es por ello que con paciencia su fin espera,

en el mismo umbral

Que lo ató a su pasado

Y ahora lo encadena a su futuro.