Hector Adolfo Campa

Se busca con urgencia.

 

Se busca con urgencia,

Oídos como puertos,

En los mares que he callado;

Un par de tímpanos

Que reciban con paciencia

Las palabras naufragando.

 

Se busca, con o sin experiencia,

Unos brazos como cuarzos,

Con los que hacen limpias

Y alejan desgracias;

Un par de cuerdas,

Como amarras y guías

Para el títere de mis brazos,

Mi inanimada existencia.

 

Se busca con zozobra,

Entre la lágrima y el sexo,

Unos labios con brújula

Y plegados en convexo,

Para asirme con precisa

Y discontinua maniobra.

 

Se busca, con miedo y locura,

Unos ojos de zafiro,

Como cielos de mi pensamiento,

Para cubrirme en la espesura

De mis cuentos y mi delirio,

Provocados por su faz y comisura.

 

Se busca, y no se encuentra,

Una voz de canario,

Y violonchelo,

Que cante a diario

Y me quite el sueño;

Para con ese arrullo y cantata,

Dormir al mismo demonio,

Que por insomnio

Me roba la esperanza.

 

Se busca, con o sin memoria,

Una piel que guarde secretos,

Que se convierta en mapa

Y también en perdedero,

Para mis manos, mis versos,

Mi picardía y mi cruel etapa

De la más dulce melancolía.

 

Se busca, más por costumbre

Que por osadía,

A quien el silencio

Transforma en sinfonía;

A quien, por simple deslumbre,

Las noches le parecen días,

Y mi cansino rebuscar

Le parecería,

Lo que ella había estado buscando

Desde siempre, por suerte

O por simple urgencia.